domingo, 3 de agosto de 2014

Verano en mi Corazón

- Cuento Escrito por: Joskaira Torres Franco
- Nivel Escolar: 10° F
- Colegio: Instituto David

Era un viernes fresco y agradable, típico de primavera. Estaba en mi habitación viendo como la niña que vive al frente está con su padre aprendiendo a andar en bicicleta. Recuerdo cuando estuve así, de hecho, me imagino las emociones que debe estar sintiendo en este momento, la confianza que su padre le demuestra la hace sentirse capaz de lograr cualquier aspiración; justo como me sentí en aquella ocasión.

Pasaron los meses, y, sin darme cuenta ya iba camino a esa casa de playa, donde guardo muy buenos recuerdos.
Al llegar fui directamente a la habitación que me ha acompañado por 15 veranos. Traté de dormir un poco, pues el viaje de 7 horas hasta allí me había dejado agotada.

Al despertar quise caminar hasta poder encontrarme con el hermoso atardecer.
_  ¡Jane!
_ ¡Hola Marcus! –respondí.
_ ¿Has llegado esta tarde?
_ Sí, mi familia está adentro, ¿Te gustaría pasar?
_ Seguro. –respondió.
Marcus era mi mejor amigo, era el hermano que mis padres no me dieron; desde pequeños jugábamos en la arena haciendo castillos, nos enterrábamos en ella, corríamos, etc. En fin, juegos de niños.
Al verlo, mi madre lo abrazó.
_ ¡Pero cuanto has cambiado en un año Marcus! –le dijo mi madre.
_ ¡Gracias!, permítame decirle que usted no ha cambiado para nada.
_ ¡Tan halagador como siempre!

Pasaron las semanas, el verano casi termina; y Marcus cada vez se vuelve más importante para mí. Nunca me imaginé verlo de esa manera. Sus brillantes ojos color avellana, su cabello castaño oscuro, pero sobre todo, su compañía, me hacían sentir extrañamente segura. El último día en la playa la pasamos juntos, como de costumbre; me costaba aceptar  tener que esperar un año para volver a verlo nuevamente.
Desperté aquella mañana, me quedé mirando un momento  fijamente el techo rosa de mi habitación, al poco tiempo me levanté, tomé  el vestido lila con flores amarillas que con anterioridad había pensado ponerme y bajé a desayunar con mi familia.
Fui con mis padres a casa de Marcus para despedirnos de él y su familia; Cuando me abrazó no quería apartarme de su lado, por un momento su mirada chocó con la mía y no pude seguir mirándolo.
Ya era momento de emprender el viaje de vuelta a casa, pude ver como se alejaba poco a poco a medida que papá iba avanzando en el carro, y como el alzaba su brazo para que pudiera verlo.

Inicio de clases; conocí a una chica nueva, su nombre era Ana, me encantaba su cabello y en el trascurso del año escolar se convirtió en mi mejor amiga, llegó a ser como una hermana para mí.
Ana nos acompañó este verano a pasar las vacaciones en la casa de playa, ya le había contado lo que sentí por Marcus el verano anterior y moría de ganar por volver a verlo y porque ella lo conociera y me diera su “aprobación”.

Fui a ver la puesta de sol como de costumbre, esta vez acompañada por Ana. Anocheció, y Marcus no llegó a verme, lo que no es común, pues su familia suele llegar días antes que la mía.
Al tercer día fui a casa de Marcus, pues no veía señales de él.
Al llegar me encontré con sus padres, estaban empacando algunos adornos de la casa.
_ ¡Hola Sr. y  Sra. Gallagher!  –les dije.
_ ¡Hola Jane! –respondieron a la vez.
_ ¿Está Marcus?
_ Pasa querida, toma asiento. –dijo su padre con la voz un poco afligida.
_ ¿Ocurre algo? –pregunté.
La Sra. Gallagher rompe en llanto.
_ El verano pasado, mientras volvíamos a casa, tuvimos un accidente de tránsito, un camionero bajo los efectos del alcohol chocó con nuestro vehículo; Marcus no cargaba cinturón de seguridad, y al momento del impacto salió por la ventana.               Cuando su madre y  yo despertamos, ya estábamos en el hospital. Preguntamos por nuestro hijo –se detiene el Sr. Gallagher por un instante. … Nos dieron la devastadora noticia de que no había sobrevivido al fuerte impacto que recibió.
–Las lágrimas corrían sobre mi rostro, no podía creer que esto haya pasado.
_ Su pérdida nos ha afectado como no te lo imaginas, –continúa el Sr. Gallagher. Por esta razón hemos decidido vender la casa y todos lo enceres que la acompañan.
Cuando terminó de hablar, los abracé demostrándoles que sentía el dolor que ellos estaban sufriendo en ese momento, pues ellos habían perdido su único hijo y yo, a mi mejor amigo, quien se había convertido en alguien más importante.
Salí de la casa devastada, con ganas de que el verano terminara para no volver más a esa playa llena de recuerdos de Marcus. Todas las puestas del sol que contemplamos juntos, las veces que corrimos por la playa riéndonos de cualquier cosa, los castillos de arena que construimos… Todo en este lugar me recordaba cuando él estaba junto a mí.

La compañía de Ana me fue de mucha ayuda, supo decirme las palabras de ánimo que necesitaba escuchar y no me dejaba que quedara sin ánimos ni razón de seguir adelante.
Mis padres también me ayudaron, hacían lo imposible por mantener mi mente relajada y despejada de pensamientos negativos.
Constantemente recordaba el último verano que pasamos juntos, como nos reíamos, nuestras largas pláticas de cómo había sido nuestro año, etc.


Nunca olvidaré nuestros veranos, veranos que siempre recordaré y llevaré presente, veranos que siempre vivirán en mi corazón.

Foto de la autora, tomada por Joskaira Torres - 03/8/014

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